viernes, 8 de agosto de 2008

Ajenos

En una experiencia de aprendizaje que tuve la oportunidad hace algunos años, de liderar ante un grupo de facilitadores de SIEMPRE SC, una empresa de facilitación y consultoría con sede en Maracaibo, volví a escuchar un poema del griego Constantin Kavafis titulado Ítaca.
En esa ocasión, Ricardo Ball, cineasta y profesor emérito de la Universidad del Zulia, un ser humano entusiasmado con el aprendizaje, el arte y la biología del amor, lo leyó a propósito del tema de las metáforas.
Y volví, en la voz de Ricardo, a transportarme a mis recuerdos, a la aventura de reconocerme en Odiseo, incansable viajero, y de construirme en innumerables travesías de lecturas y de amores.

Hace pocas semanas lo leímos en una de mis clases de Taller de Lectura y Comentario de Textos y los estudiantes comentaban cómo se reflejaron en el poema y como les puso a pensar en sus deseos, anhelos y sueños.
Espero que sea también para ustedes una invitación al viaje y la aventura de conocer y conocerse.

Konstantínos Kaváfis.
ÍTACA.

Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca
debes rogar que el viaje sea largo,
lleno de peripecias, lleno de experiencias.
No has de temer ni a los lestrigones ni a los cíclopes,
ni la cólera del airado Posidón.


Nunca tales monstruos hallarás en tu ruta
si tu pensamiento es elevado, si una exquisita
emoción penetra en tu alma y en tu cuerpo.
Los lestrigones y los cíclopes
y el feroz Posidón no podrán encontrarte
si tú no los llevas ya dentro, en tu alma,
si tu alma no los conjura ante ti.

Debes rogar que el viaje sea largo,
que sean muchos los días de verano;
que te vean arribar con gozo, alegremente,
a puertos que tú antes ignorabas.

Que puedas detenerte en los mercados de Fenicia,
y comprar unas bellas mercancías:
madreperlas, coral, ébano, y ámbar,
y perfumes placenteros de mil clases.
Acude a muchas ciudades del Egipto
para aprender, y aprender de quienes saben.
Conserva siempre en tu alma la idea de Ítaca:
llegar allí, he aquí tu destino.

Mas no hagas con prisas tu camino;
mejor será que dure muchos años,
y que llegues, ya viejo, a la pequeña isla,
rico de cuanto habrás ganado en el camino.
No has de esperar que Ítaca te enriquezca:
Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje.

Sin ellas, jamás habrías partido;
mas no tiene otra cosa que ofrecerte.
Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado.
Y siendo ya tan viejo, con tanta experiencia,
sin duda sabrás ya qué significan las Ítacas.

jueves, 17 de abril de 2008

Ajenos



Esta sección compartirá poemas, cuentos, canciones, citas, dibujos, y cualquier otro texto creado por alguien diferente a quien suscribe este blog. Algunos me han acompañado desde hace mucho tiempo y han sido fuente de inspiración. Otros han llegado a mí recientemente y me han sido dados para aprender, para remover mis estructuras. espero las disfruten. No espero que les gusten todas, pero sí que los toquen y que cumplan su cometido.



Iniciaré esta sección con un bello poema del escritor colombiano Juan Gustavo Cobo Borda, extraído de su antología El animal que habita en cada uno



Seré fiel

No a lo que a veces siento
y quizá me engañe
no a lo que a veces sientes
y quizá sea cierto

seré fiel

no a tus dudas
sinceras como el asco
no a esta derrota
que es de ambos

seré fiel

no a lo que digo
o tacho
sólo seré fiel
monte de mirra/collado de incienso

a tu cuerpo
en mi cuerpo


Juan Gustavo Cobo Borda






Fidelidad

Virtud por demás escurridiza.

Se evapora en el calor de un cuerpo sinuoso.

Se confunde con la visión de la piel semiescondida.

Se postra ante un aroma submarino.
Pecado intuido, por pensamiento, por palabra y hasta por omisión.


Se es infiel de las maneras más disímiles.

Aún evitándolo.



Cómo serle fiel a algo más que a los propios instintos.



Alicia

viernes, 11 de abril de 2008

Cuaderno personal

Las relaciones de pareja pueden ser comparadas con muchos fenómenos naturales, con el mar, con una tormenta, con una selva frondosa y misteriosa, o pueden ser representadas por diversas metáforas o símbolos.

Revisando algunos de mis poemas me he dado cuenta de que hay un leit motiv ( ¿se acuerdan de cuarto año de bachillerato con ese término?) o un motivo que se repite en varios de ellos. La idea de una lucha, una batalla que se resuelve, -afortunadamente- entre dos contendores que se aman, que se desean, o por lo menos se atraen lo suficiente para enfilar sus armas, secretas o no, hacia un objetivo que quieren conquistar.

Después de una batalla particularmente satisfactoria, por la estrategia desplegada y no sólo por los botines y tesoros que nos quedaron a ambos, este texto se independizó de mí para regalarlo a quienes, como tú y como yo, disfrutamos de esa batalla deliciosa llamada amor.



Tregua

Adelanto mi labio inferior
rindo mis armas
ante tu negativa rotunda
de darme una esperanza
de concederme una tregua
de verte a solas
de nuevo

Indecisa
mido la intensidad de la quemadura
en el dorso de mi mano derecha
en tu mirada sobre mi vientre
en tus dedos en mi nuca

Prometí, pataleé
quise mantener
esta aguerrida soledad

Vencida (o vencedora)
enarbolé la bandera inmaculada
de mis piernas
en tu espalda

Firmamos un armisticio
frágil
casi evanescente

El tiempo se corta en rebanadas
muy delgadas
dolorosas
hasta la próxima
batalla horizontal

A mi padre

Hoy es un día muy particular. Todos los días lo son, pero hoy le he dedicado más tiempo a pensar en mi padre, Luis Alberto y a rendirle homenaje con palabras.

Mi papá está presente en mi vida cotidiana de múltiples maneras. Quienes conocen mi núcleo familiar, saben que admiro y amo profundamente a mi madre: mujer luchadora, vivaz, divertida, enérgica, bella. Saben también que desde que mi papá murió ella y yo somos inseparables y he descubierto cuánto nos parecemos, en lo bueno y en lo no tan bueno.

Siempre he pensado que mi papá ha sido la influencia más importante en la configuración de mi personalidad, mis intereses, mi actitud ante la vida y muchas otras cosas. Sólo ahora que no está presente físicamente he calibrado su inmenso poder sobre mí, todavía hoy. Me hace mucha falta, sobre todo para compartir los buenos momentos, los triunfos y para consultarle las más importantes decisiones que se me han presentado.

Mi papá era muy conversador, un lector consumado y un amigo leal, un padre amoroso y un esposo solidario y enamorado.
Le gustaba mucho la música y era un entusiasta de los museos y de las manifestaciones vivas del arte y, a Dios gracias, supo contagiarme.

Fue en muchos casos inspiración y consejo oportuno no sólo para mí sino para varios de mis mejores amigos, quienes lo contaron entre los suyos, a pesar de la diferencia de edades, en la mayoría de los casos.
Además fue mi mejor compinche. Sólo desde hace once años su lugar fue ocupado por un mejor amigo, quien como él me escucha, acepta y me hace espejo para que me vea tal como soy, con la menor cantidad de máscaras posibles.


No sin enfrentamientos, pero siempre con infinito amor y respeto, mi papá y yo terminábamos las peleas más encarnizadas con una conversación enriquecedora y pacífica que borraba las diferencias ( al menos hasta la siguiente pelea).

Como hija única aprendí a lidiar con el monstruo verde de los celos, no con otros hermanos, sino con las muchas amigas que lo amaban y que lo siguen extrañando como el primer día. Esa experiencia de hija me sirvió en mis relaciones de pareja, espero no haber hecho sufrir tanto a mi pareja de entonces con mis punzaditas ocasionales de monopolio emocional

Me sentí libre de ser quien fui delante de él y le pido a Dios en mis momentos de tribulación y duda que me permita ser la hija que él disfrutaría tener y de quien él siempre se sienta orgulloso, dondequiera que esté, pero especialmente aquí, muy adentro, en mi corazón.

Este corazón que no puede evitar encogerse un poquito en un día como hoy, cuando recuerdo que se ha ido; el mismo que se ensancha feliz al ver su obra trascendente en quienes influyó de alguna manera.


Te amo, papá.

lunes, 17 de marzo de 2008

Cuaderno personal

Cine: EL LABERINTO DEL FAUNO

Hola de nuevo. Esta vez les hablaré sobre cine:
Recién tuve la oportunidad de ver en casa "El laberinto del Fauno" película española ganadora de numerosos premios en su país y en el extranjero. Ambientada durante la Guerra Civil española, narra la historia de una niña huérfana de padre, quien se traslada al campo con su madre embarazada para esperar al bebé con su nuevo esposo, un militar detestable. Se narran dos historias paralelas: La historia de la niña en ese ambiente que ella considera inhóspito, sobre todo por su padrastro y por su desmedida crueldad, y la historia de fantasía en la que ella se sumerge producto de sus lecturas de los cuentos de hadas que le regala su madre. La función redentora de la literatura se muestra patente en la película, bellamente realizada, con una fotografía preciosa, bellos diálogos, imágenes crudas y hermosas, efectos especiales sorprendentes y animales increíbles ( a decir de mi hijo Luis David, quien vio sólo unas escenas desde la mitad de la película, pero igual lo enamoró).
"El laberinto del fauno" ha pasado a integrar mi lista de películas que vería
más de una vez, porque el papel de esa niña inteligente, solidaria, compasiva, amorosa y firme está bien construido y logró afincarse en mi corazón. En varias escenas me recordó la película "La princesita" y no fue sino hasta ver los créditos que entendí la relación: uno de sus productores es A. Cuarón, director de aquella y de la tercera película de Harry Potter. Elementos como la tiza que abre otros mundos ( o los protege) las acercan y muestran la presencia de ese director maravilloso a quien hay que seguirle la pista.
Para quienes como yo, evitan ver películas relacionadas con cualquier guerra, les invito a disfrutarla sobre todo teniendo presente que cualquier forma de violencia, donde se desconoce la presencia y la legitimidad del otro, la validez de sus necesidades y plantemientos, no es más que el resultado de la falta de amor por el semejante y el desconocimiento de la alteridad, de la diferencia tan necesaria, enriquecedora y humana que nos identifica.
La recomiendo ampliamente.

sábado, 1 de marzo de 2008

Cuaderno personal

Muchos de nosotros tenemos uno o varios cuadernos donde llevamos nuestra agenda, tomamos apuntes, llevamos nuestro presupuesto o capturamos las ideas volátiles para evitar que desaparezcan para siempre. En esta sección compartiré uno de mis cuadernos, ése donde anoto las palabras con movimiento, con olor, con sabor, esas que originan textos como este.

Hace un tiempo me llegó por internet una promoción de no sé qué producto o servicio. No lo leí completo, pero antes de borrarlo una frase en un idioma desconocido me enganchó. Me sonó a japonés, y dado que desde hace unos años estoy aprendiendo a disfrutar de la comida japonesa, sobre todo a partir de algunas experiencias desafiantes con mi alimentación durante los viajes a ese país, y al estudio de algunos elementos de esa cultura que contrastan con la nuestra, se me aparecieron algunas imágenes que configuraron este texto que comparto a continuación.

Es interesante observar el proceso que se da en nosotros cuando estamos ante una palabra o frase totalmente desconocida, sea en nuestro idioma u otro. Seguirle el rastro a nuestras asociaciones, perplejidades, asombros, y acomodos puede ser de lo más divertido, y si lo permitimos, puede dar pie a un proceso/producto creativo, heredero o no a simple vista de la frase detonadora. Por supuesto no les diré cuál fue la frase, es muy evidente, y supongo que irán corriendo a buscar su significado. Sólo les pido que lo hagan después de leer el poema.

Nam niojo orenge kio
Paz y tranquilidad para tu corazón y para tu alma.

Que más puedo desear a un caballero
Al samurai hallado en Maracaibo
Señor de mis luchas y mis ayunos

Doblo mi espalda
como reverencia última

hago harakiri

por estos meses
de tratarnos con palillos
de callarnos monosílabos
de caminar más de tres cuadras
detrás de ti

siguiendo tus huellas
en pos de tu olor

En mi cuerpo
levantan vuelo
miles de tzurus
color añil

se despliegan sonrientes
ciegos
en este bochorno tropical
de ruptura
roja y negra

Blanco
de sangre,
de noche
de misterio

te dejo ir

cuaderno personal: Notas, apuntes, reflexiones, ideas sueltas, iluminaciones

jueves, 21 de febrero de 2008

Poema de Oliverio Girondo o a propósito de la liviandad

No se me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno o de papel de lija. Le doy una importancia igual a cero al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de soportarles una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias. ¡Pero eso sí! –y en esto soy irreductible- no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar. Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme!.
Esta fue -y no otra- la razón de que me enamorase tan locamente, de María Luisa.
¿qué me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos? ¿qué me importaban sus extremidades de palmípedo y sus miradas de pronóstico reservado?
¡María Luisa era una verdadera pluma!
Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina, volaba del comedor a la despensa. Volando me preparaba el baño, la camisa. Volando realizaba sus compras, sus quehaceres.
¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando, de algún paseo, por los alrededores! Allí, lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado! “¡María Luisa!”, “¡María Luisa!”… y a los pocos segundos, ya me abrazaba con sus piernas de pluma, para llevarme, volando, a cualquier parte.
Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia que nos aproximaba al paraíso: durante horas enteras nos anidábamos enana nube, como dos ángeles y, de repente, en un tirabuzón, en hoja muerta, el aterrizaje forzoso de un espasmo.
¡Qué delicia la de tener una mujer tan ligera!... aunque nos haga ver, de vez en cuando, las estrellas!
¡Qué voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes!.. la de pasarse las noches en un solo vuelo!
Después de conocer una mujer etérea ¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre? ¿Verdad que no hay una diferencia sustancial entre vivir con una vaca o con una mujer que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo?
Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender la seducción de una mujer pedestre y, por más empeño que ponga en concebirlo, no me es posible ni tan siquiera imaginar que pueda hacerse el amor más que volando.

Oliverio Girondo.

Promoción de la lectura: La alquimia poderosa del amor y los libros

Es común escuchar en estos días a los maestros y los padres diciendo: “los niños ya no leen” o “no sé qué hacer para motivarlos a la lectura”. Pero este no es un problema infantil exclusivamente, pues esos mismos maestros y padres tampoco leen o leen poco. Los reportes de la Cámara Venezolana del Libro y los estudios que al respecto ha efectuado la UNESCO así lo demuestran. Es un problema global de la sociedad venezolana y más allá de nuestras fronteras. Por tal motivo es urgente satisfacer la necesidad de emprender campañas de promoción de la lectura en diferentes ambientes y estratos socioculturales y económicos.

La promoción de la lectura consiste en crear una cultura de la lectura; motivar a leer más allá de los textos escolares, los periódicos o las revistas de entretenimiento. El objetivo es promover la lectura como herramienta para elevarnos como seres humanos, para deleitarnos con la belleza de la palabra, y para nuestro enriquecimiento espiritual, cognoscitivo y social.

Dentro de una campaña de promoción de la lectura, donde tradicionalmente se incluyen talleres a padres, maestros, bibliotecarios se hace imprescindible la inclusión de actividades de contacto directo entre los niños y adolescentes y los textos y la incorporación de los medios de comunicación a esta especie de “Cruzada por la lectura”.

La promoción de la lectura según D´Jesús (1995) es una actividad que atañe a muchos sectores: el gubernamental, que establece los lineamientos públicos a seguir por las instituciones; el sector educativo que implementa desde las aulas de clase y en todos los niveles y modalidades estrategias que incentiven a los estudiantes a acercarse y desarrollar la lectura como herramienta útil de búsqueda de información, para complementar los conocimientos escolares y como vía de sensibilización estética; los medios de comunicación que pueden desarrollar campañas de difusión de autores y textos y sobre todo, realizar campañas de concientización, animación e incentivación a la lectura y, por último, la empresa privada que apoya las iniciativas individuales o grupales de proyectos tendientes a aumentar la motivación por la lectura, la publicación de textos, la dotación de bibliotecas y las exposiciones de muestras y manifestaciones culturales.

Considero, a partir de mi vivencia personal, que no hay un mejor incentivo para promocionar la lectura en un niño que el ejemplo de sus padres y maestros: Experimentar el contacto con la literatura desde temprana edad, cuando aún no se decodifican las palabras de los libros, pero se interpretan las imágenes, y más aún, compartir con los padres la emoción de la aventura, jugar con los sonidos, disfrutar el abrazo amoroso de una madre, un padre o un abuelo que nos sostienen en sus regazos, embelesados en la musicalidad de las palabras, y las consecuencias imperecederas de esas experiencias, no se pueden comparar con la más estructurada de las campañas institucionales de lectura.

El niño querrá el libro porque es un objeto importante en la casa, amará la lectura porque buscará imitar la emoción contagiosa de sus padres o quienes sean los ejemplos de la casa o en la escuela al leer el periódico, las revistas o los libros y se acercará una y otra vez a esos instrumentos mágicos para recordar (de manera consciente o inconsciente) los momentos felices que le deparó la lectura en tiempos pasados.

Nada sustituye a la alquimia poderosa del amor en ese acto infinito de leer(se) en un libro. Y si el niño lo ve innumerables veces en personas importantes para él, no habrá fuerza que lo aleje de la fuente que le depara goce, seguridad, disfrute, conocimiento y sabiduría: la lectura. Por eso, cualquier propuesta de promoción de la lectura debe buscar inicialmente la cercanía de los padres y los maestros a la lectura de literatura; que ellos experimenten esas sensaciones que luego procurarán en los niños que les rodean, porque no se puede dar lo que no se posee, y dado que no hay manera más poderosa de liderar que con el ejemplo, entonces, los padres y los maestros son y siempre serán los principales promotores de la lectura en los niños. Luego se sumarán los bibliotecarios, los medios de comunicación, los libreros, las editoriales y las demás instituciones antes mencionadas

La motivación a la lectura de libros edificantes, educativos ha sido una inquietud que ha trascendido épocas y lugares. Al respecto, nuevamente Luis B. Prieto F. (1981: 137) dice: “Siempre ha sido un problema de fundamental importancia poner en manos de los niños el libro que despierte su imaginación y anime los sueños que en esa edad son parte sustancial de la vida. Las lecturas y los libros para niños, bien ilustrados y con un contenido especialmente escrito o seleccionado por personas de inteligencia y sensibilidad no llegan hasta la población de niños que más los necesitan”.

Por su parte, Bruno Bettelheim y Karen Zelan (1981: 56) plantean que “lo que se necesita para hacer que el niño desee aprender a leer no es el conocimiento de la utilidad práctica de la lectura, sino la firme creencia de que saber leer abrirá ante él un mundo de experiencias, le permitirá despojarse de su ignorancia, comprender el mundo y ser dueño de su destino”. Si nosotros, padres, maestros y escritores vemos la lectura como la iniciación de un principiante en un mundo nuevo de la experiencia, la adquisición de un arte muy antiguo que descubrirá secretos hasta ahora ocultos, que abrirá la puerta de la sabiduría y permitirá participar de sublimes logros poéticos, podemos inculcar en nuestros hijos y estudiantes el amor, el interés y la motivación hacia la lectura.

Simón Rodríguez decía que “Leer es resucitar ideas sepultadas en el papel”. Para nosotros leer es partir en la búsqueda de nosotros mismos al reflejarnos en el espejo de las letras, es adentrarse en el mundo maravilloso del saber y la sabiduría, de la imagen y de la palabra, del ritmo y el silencio, de la información y el vuelo de la imaginación, al conocer el pensamiento del autor y de sus personajes. Por eso es tan importante que el niño, el adolescente y el adulto lean, porque a través de la lectura nos realizamos como seres humanos plenos, independientes y críticos. Somos y devenimos en personas sensibles y sensitivas, emotivas y racionales, nacionales y universales.

D´JESÚS, Digna. (1995). La promoción de la lectura. Universidad Pedagógica Experimental Libertador. Caracas.
PRIETO FIGUEROA, Luis B. (1981) La magia de los libros. Monte Ávila Editores. Caracas.
BETTELHEIM, Bruno y ZELAN, Karen. (1981) Aprender a leer. Ediciones Grijalbo, Madrid.

Lourdes Sifontes o la incertidumbre de la elección.

Tzvetan Todorov en Introducción a la Literatura fantástica, (1968: 36) cita a Roger Caillois en Au Coeur du fantastique (1965) al definir: “Todo lo fantástico es una ruptura del orden reconocido, una irrupción de lo inadmisible en el seno de la inalterable legalidad cotidiana”.
El filósofo y místico ruso Vladimir Soloviov, citado también por Todorov, (1968:35) enuncia: “En el verdadero campo de lo fantástico, existe siempre la posibilidad exterior y formal de una explicación simple de los fenómenos, pero al mismo tiempo, esta explicación carece por completo de probabilidad interna”.
A estas características debe añadírsele la consideración fundamental de que para ser considerado fantástico un relato o un hecho, debe permanecer en el lector una vacilación al tratar de explicar los hechos que, por su naturaleza, difieren de la realidad.
En el cuento “Librería” de Lourdes Sifontes (1991), pueden verificarse estas tres características, pues los hechos se suceden en un lugar aparentemente real, y todos por separado pueden tener una explicación satisfactoria, pero al unirlos, el lector puede no encontrar una salida viable dentro de los términos de la realidad cotidiana, sin embargo no hay nada explícito que lo lleve a pensar que hay un elemento maravilloso o simplemente extraño, precisamente porque no hay la incursión de seres sobrenaturales, todo está en la mente del personaje principal y luego del lector.
Cortázar (1993: 382) menciona que en un cuento fantástico sólo es necesario un elemento fuera de la realidad, aunque todos los demás estén perfectamente en su sitio, completamente reales, cotidianos. Entonces este sería un cuento que cumple esta condición o característica. Por su parte, Luis Barrera Linares (1995:68) acota: “Lo fantástico sería todo aquello que confronta y conflictúa abiertamente nuestras creencias, nuestra memoria semántica colectiva, todo acontecer que violenta las normas de organización allí estatuidas y nos traslada a un universo que no necesariamente percibimos como imposible, sino más bien como improbable”
Al leer el cuento de Sifontes no hay ninguna explicación definitiva en el texto, el lector no puede saber con certeza lo que realmente sucedió, además la sensación de temor que invade al lector al apercibirse de lo probable (o de lo no imposible) del suceso relatado reconfirman su carácter fantástico.
A lo largo del relato pueden encontrarse distintas frases que propician esta ambigüedad o imprecisión: los verbos creyó, pareció, no estaba seguro, etc., crean una atmósfera de vaguedad.
“Una leve vibración en las comisuras de la primera podría haber hecho pensar en una sonrisa: “Cuando se dedicó a mirar los libros, creyó sentir que la mirada del perro lo gobernaba lentamente.” “Fueron cuatro minutos de angustia no estaba seguro de hacer suya la lectura de los títulos y autores.”(1998: 465).
Luego en la página siguiente aparece: “no escuchó, no creyó haber escuchado bien”. Además la formulación de preguntas que se hace él mismo, pero que sin duda van dirigidas al lector, sin embargo él intenta responder para calmar su angustia y la del lector, por supuesto. “No podría moverse mucho la librería era un rectángulo pequeño regentado por las dos mujeres y vigilado por el guardián peludo. ¿O era al revés?"” (1998: 465)
O en la siguiente página se pregunta ¿Cómo podía dominarlo el perro? Era ridículo. No. No podía ser. Pero sí, así era, estaba seguro de que el poder que lo obligaba a quedarse no venía del aire siniestro del dúo de mujeres. Era el perro.” (1998:466,467). En este párrafo pueden verse varios elementos significativos que emparentan el cuento con algunas otras narraciones como “La puerta”, de Ednodio Quintero, quien coloca al perro como uno de los focos de su narración, dándole un papel incluso más importante que algunos seres humanos.
Este fenómeno ha sido denominado por Gilbert Durand “animalización” de los personajes y puede verse también con las babillas en “Naturaleza muerta con botella de whisky”, de Milagros Socorro, las cuales tienen nombre propio, a diferencia de la mujer protagonista. Este fenómeno no es más que la deshumanización o cosificación progresiva que sufren los personajes de los cuentos de la época de los años ´80 y 90 en Venezuela. Los seres humanos son vistos a través de los objetos que los rodean: botellas (M. Socorro), puertas (Quintero), semáforos o vehículos (Calzadilla Arreaza), montañas (Azuaje), claraboyas (Núñez) y sus relaciones son el reflejo de esos mismos objetos o de la interrelación de éstos.
A decir de Lovecraft, tal vez lo fantástico reside en la emoción –el miedo- que se produce en el lector, la intensidad emocional que se va produciendo a través de la atmósfera creada por palabras, las dichas, y las imaginadas. Un sentimiento también fundamental es la duda, precisamente, la incertidumbre, que puede verificarse en ambos, personaje y lector pues debe haber elección entre las dos posibilidades de explicación, y decidir entre si lo que perciben proviene o no de la realidad. Todorov nuevamente, en su Introducción a la literatura fantástica (1968), lo explica de esta manera: “Al finalizar la historia, el lector, si el personaje no lo ha hecho, toma sin embargo una decisión: opta por una u otra solución, saliendo así de lo fantástico. Si decide que las leyes de la realidad quedan intactas y permiten explicar los fenómenos descritos, decimos que la obra pertenece a otro género: lo extraño. Si, por el contrario, decide que es necesario admitir nuevas leyes de naturaleza mediante las cuales el fenómeno puede ser explicado, entramos en el género de lo maravilloso”.
En el cuento de Lourdes Sifontes, lo fantástico estriba precisamente en esta posibilidad abierta para la explicación del lector, pues la del personaje jamás va a aparecer. Quien lee no sabe (a partir de los indicios del texto) qué pasó con el hombre que entró a leer un libro de la exhibición, tuvo la oportunidad de ojearlo en presencia o bajo la vigilancia del perro, y aparentemente desapareció. No lo sabe, pero podría saberlo. La carnada de esta primera (¿) víctima (los Cantos de Leopardi) fue cambiada por otra para una víctima nueva ( La vida nueva, de Dante).
Es importante resaltar un aspecto repetido en toda la narración y es la importancia que el personaje da a los ojos, a la mirada de los seres humanos y sobre todo a la del perro. Primero aparece una mirada cautelosa (la del personaje al entrar a la librería). Las mujeres lo miraron “sin hacer el menor gesto”, aunque estaban “empecinadas en taladrar su presencia con aquellos ojos”. Mientras el hombre mira los libros, es la mirada del perro la que lo acompaña, lo vigila, la que parece leer con él los títulos de los libros, tal vez quien lo obliga a escoger el libro que al final hojea. Sin embargo, sus ojos (del perro) lo inducen a dejar ese mismo libro, lo hielan, le dan bofetones, le ordenan sin decir nada. Es esa misma mirada que luego se torna dulce en el momento culminante de invitarlo a acercarse peligrosamente a él, para descubrir su secreto. ¿Dónde está entonces la fantasía? ¿Es en la mirada del lector donde está la explicación del texto y no sólo en la escritura del mismo? ¿O lo fantástico no es el hecho sino la mirada que lo ve y lo intenta explicar?
La conformación del carácter fantástico de la narración es la doble cara de una moneda: la ambigüedad que el texto deja traslucir y la perplejidad, la vacilación en la percepción e interpretación del lector, las cuales no le permiten elegir entre la explicación de un hecho bajo leyes diferentes a las cotidianas o racionales ni la aceptación de su carácter sobrenatural.
Una marca tipográfica, la separación de un nuevo párrafo, indica un tiempo diferente en la narración y da por terminado el capítulo anterior. Por otro lado, la repetición casi exacta de los acontecimientos de ese primer capítulo y primer párrafo del cuento inducen a pensar en la repetición de la anécdota -podría aventurarse que- ad infinitum.
La historia queda abierta, no sólo en el final, sino en la doble o múltiple posibilidad de explicación, tal como lo sugieren los teóricos del género fantástico, lo cual lo hace un cuento sugerente, el cual se construye a partir de sólo un elemento significativo para -como diría Cortázar en “Algunos aspectos del cuento”-: “actuar como una especie de apertura, de fermento que proyecta la inteligencia y la sensibilidad” (1993:385) como tantos otros cuentos de esta generación de finales de siglo XX en Venezuela.

Bibliografía:

SIFONTES, Lourdes. “Librería”. En Miranda, Julio. (1998) El gesto de Narrar. Caracas. Monte Ávila Editores Latinoamericana.

BARRERA L., Luis. (2000). Discurso y Literatura. Introducción a la narratología. Caracas. Comisión de Estudios de Posgrado de la Universidad Central de Venezuela.
CORTÁZAR, Julio. “Algunos aspectos del cuento” en BARRERA L., Luis y PACHECO, Carlos. (1993) Del cuento y sus alrededores Caracas, Monte Ávila Editores Latinoamericana.
TODOROV: Tzvetan: (1968) Introducción a la literatura fantástica. Barcelona. Ediciones Buenos Aires.